Sobre el humor y la moral



Introducción


En este texto vamos a abordar un tema que si bien no es el más recurrente de los grupos de debate, lo habréis escuchado más de una vez. El humor, ¿tiene límites?, ¿cuáles son los límites del humor?, ¿cuál es la función del humor en el ser humano?¿está nuestra moral intrínsecamente relacionada con nuestro sentido del humor?


En este artículo nos vamos a centrar en qué papel juega el humor en nuestra sociedad y cómo deberíamos comportarnos respecto a él aquellas personas que pretendemos predicar una moral proletaria frente a la moral burguesa.

El humor en la sociedad


El humor es una de las conductas básicas humanas, se encuentra en cualquier periodo en cualquier cultura.

En nuestra sociedad, el humor (y en particular el humor negro hacia otros) se utiliza principalmente como herramienta de cohesión/segregación social y como medio de desahogo, superación y/o normalización de situaciones presentes o pasadas.

Esto es algo que podemos observar facilmente en nuestro día a día, ya sea a través de interacciones presenciales con otras personas o en las amplias posibilidades de interactuación que nos ofrece la tecnología (chats de internet, foros, videojuegos, redes sociales, etc...), donde todo el tiempo las personas intercambian bromas y "memes", creando comunidad.

Sin embargo, ¿es este humor ilimitado? ¿tiene alguna clase de límite el humor?, la respuesta es sí, sí que lo tiene.

El humor tiene límites a nivel individual y social, la realidad es, que aunque haya personas con mayor facilidad para tratar temas delicados con humor, ciertamente todos tenemos nuestra propia intimidad, nuestros propios temas tabú sobre lo cual nos molesta que se bromee, bien puede ser una enfermedad que tú o una persona cercana tuya ha pasado, bien puede ser una situación concreta que te ha pasado, o bien puede ser simplemente contextual, como por ejemplo, dificilmente alguien se reiría si le hacen un chiste sobre lo "promiscua" que era su madre, en el propio funeral de ésta. Los límites para el humor existen como para cualquier otro comportamiento social, es de sentido común el entender que el humor es algo entre otras cosas contextual, y que hay contextos donde no se deben tocar X temas porque deja de ser algo gracioso para convertirse en algo ofensivo o incluso cruel.

¿Cómo se deciden estos límites?, e
stos supuestos límites de los que he hablado los marca en última instancia la propia moral, como todas nuestras conductas sociales, el humor se ve fuertemente influenciado por nuestros valores éticos y el contexto social en el que nos movemos, de éste modo, no hará los mismos chistes una persona machista que una que crea en la igualdad de la mujer respecto al hombre, ni harás las mismas bromas delante de tu familia conservadora que con tus amistades progresistas. Nuestra moral, aquello que consideramos bueno o malo, aceptable o inaceptable, es la que nos hace reírnos o no de bromas que son ofensivas con terceros, especialmente terceros que no pertenecen a nuestro grupo y con los cuales marcamos una linea divisoria (hombre/mujer, sano/enfermo, blanco/racializado, etc...). Así, podemos observar cómo a las familias afectadas por cáncer, generalmente no les hacen gracia los chistes de cáncer, a las mujeres generalmente no les hacen gracia los chistes sobre maltrato, ni a los musulmanes los chistes sobre terroristas, etc..., mientras que quienes hacen estos chistes generalmente no pertenecen a estos colectivos, si no que son ajenos a éste y sus problemáticas.


La moral proletaria frente a la moral burguesa

 ¿Y cómo nos afecta todo esto no solamente como proletarios, si no como personas que pretenden liberar al proletariado no solo económicamente y, también, ideológicamente?

Nosotros, como materialistas, no podemos si no pensar que lo que nos hace gracia o no, emana de las condiciones materiales, la ideología burguesa que impregna toda la sociedad en la que socializamos y que afecta el modo en como pensamos, obviamente también afecta al humor, ya que éste no opera en un plano supraterrenal al margen de superestructuras o infraestructuras.

La moral proletaria no se construye una vez hecha la revolución económica, como muchos piensan, si no que nace en el seno del proletariado. Como respuesta a la antítesis que supone el rechazo y la negación de la ideología burguesa en su totalidad, nace la síntesis de la moral proletaria más elevada.

Kollontai (2011) afirma:


Es una vieja verdad la que establece que toda nueva clase ascendente, nacida como consecuencia de una cultura material distinta de la del grado precedente de la evolución económica, enriquece a toda la humanidad con la ideología nueva característica de esta clase. El código de la moral sexual constituye una parte integrante de la nueva ideología. Por tanto, basta pronunciar los términos “ética proletaria” y “moral sexual proletaria” para escapar de la trivial argumentación: la moral sexual proletaria no es en el fondo más que “superestructura”, mientras no se experimente la total transformación de la base económica de la sociedad, no puede haber lugar para ella. ¡Como si una ideología, sea del género que fuere, no se formase hasta que se hubiera producido la transformación de las relaciones socioeconómicas necesarias para asegurar el dominio de la clase de que se trate! La experiencia de la historia enseña que la elaboración de la ideología de un grupo social, y consecuentemente de la moral sexual también, se realiza durante el proceso mismo de la lucha de este grupo contra las fuerzas sociales adversas. Esta clase de lucha solo puede fortalecer su posición social con la ayuda de nuevos valores espirituales sacados de su propio seno, y que respondan totalmente a sus tareas como clase ascendente. Solo mediante estas normas e ideales nuevos puede esta clase arrebatar el poder a los grupos sociales contrarios. La tarea que corresponde, por tanto, a los ideólogos de la clase obrera es buscar el criterio moral fundamental, producto de los intereses específicos de la clase obrera y armonizar con este criterio las nacientes normas sexuales. Ya es hora de comprender que únicamente después de haber tanteado el proceso creador que se realiza allá abajo, en las profundas capas sociales, proceso que engendra necesidades nuevas, nuevos ideales y formas, será posible vislumbrar el camino en el caos contradictorio de las relaciones sexuales y desenmarañar la enredada madeja del problema sexual.¹

En éste texto Kollontai aplica lo dicho anteriormente a la moral sexual en particular, pero es algo que podemos aplicar en cualquier otro caso relacionado con la moral proletaria.

Como proletarios que no solo pretenden combatir la moral burguesa, si no que además pretendemos construir una moral proletaria en el proceso, y la cual queremos expandir al resto del proletariado,
no podemos hacer otra cosa que predicar con la praxis, aquel que pretenda expandir las ideas de la revolución no puede hacer otra cosa que llevar a cabo unos actos coherentes, en la medida de sus posiblidades, con la teoría que predica. Nadie está diciendo que nos tengamos que coser nuestra ropa porque de otro modo favorecemos la explotación, no existe la no-contribución al capitalismo (o a la ideología burguesa) mientras vivas y participes activamente en la sociedad, pero en todas aquellas cosas en las que tengas la opción, te cueste más o te cueste menos voluntad, de hacer las cosas como crees que deberían ser y no como son actualmente, debes hacerlo.

Un buen modo de comenzar con ello es a través de comportamientos ideologicamente coherentes en nuestro día a dia, por pequeños que sean. Y algo tan aparentemente trivial como el humor pero que a la vez juega un papel social fundamental en la creación de grupos de afinidad, es algo como poco sobre lo que reflexionar, y, si en vez de reírte de aquellos chistes tópicos machistas, racistas, etc..., no solamente dejas de hacerlo si no que llamas la atención sobre ello, eso será coherencia. No me imagino un futuro socialismo donde un grupo de hombres se rían llamando maricón a otro, o guarra a una mujer, y donde ese desprecio en base a la orientación o el género les genere complicidad y unión.

Espero que como poco éste texto os haya aportado algo de perspectiva y reflexión.

Dalus.
Referencias

Kollontai, A. (2011). Los fundamentos sociales de la cuestión femenina y otros escritos (Tamara Ruiz). España: En lucha.

Notas a pie de página

¹ La obra puede ser consultada en: https://www.marxists.org/espanol/kollontai/1911/001.htm

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