Sobre el transhumanismo
Los numerosos viajes de Charles Darwin le permitieron estudiar muchas formas de vida, centrándose especialmente en los animales. Las conclusiones de sus estudios están reflejadas en El origen de las especies, base científica de la teoría de la evolución: por mucho que algunos insistan en rechazarla, sus postulados no han hecho más que acumular pruebas a su favor con el desarrollo de la arqueología, la bioquímica y otras disciplinas.
El principio de la teoría de la evolución es simple: los individuos que mejor se adaptan a su entorno, bien por mutaciones genéticas concretas, superioridad física y mental o por desarrollo de ciertos comportamientos, son los que más probabilidades tienen de sobrevivir respecto a los de su misma especie. Con el tiempo, estos serán los que más se reproduzcan y prosperen, formando una nueva especie propia mejor adaptada que la anterior. Bien famoso es el ejemplo de las jirafas: ciertos mamíferos, al competir por el pasto del suelo frente a otras especies, vieron más difícil la obtención de alimento. Una mutación concreta, un cuello más largo, les permitió a estos alimentarse de las hojas de árboles más altos, pudiendo permitirse el no participar en la competición. Aquellos individuos mutados tenían<<, por tanto, más probabilidades de sobrevivir.
Sin embargo, los ejemplos que Darwin exponía en su obra tenían un denominador común: la naturaleza fue el único factor determinante que hizo que unas especies se desarrollaran por encima de otras. Nosotros, la especie Homo Sapiens, hemos adquirido un dominio tal sobre la naturaleza que somos un nuevo factor a tener en cuenta para la evolución no solo de otras especies, sino de nosotros mismos.
Podrá decirse, así mismo, que en la época de Darwin el ser humano también influía en el desarrollo de los ecosistemas, y es cierto. Siempre lo ha hecho, pues ¿acaso el que las tribus nómadas prehistóricas explotaran todo lo que pudieran los recursos de un lugar y luego marcharan a otro para repetir el proceso no afectaba a la fertilidad del terreno, la población de animales o la densidad de vegetación? Pero también es claro que en los últimos años, el cada vez más rápido desarrollo tecnológico ha aumentado también enormemente el impacto que tenemos sobre todo nuestro entorno, de manera que el impacto de esas tribus sea despreciable frente al que una población del mismo tamaño pueda tener hoy en día. No hace falta limitarse a años recientes: ya en la Revolución Industrial se dio el caso de una especie de mariposa del abedul que cambió el color de sus alas de blanco a negro, pues estos árboles habían cambiado de color por el hollín de las fábricas: su anterior pigmentación no les servía ya para camuflarse, y solo sobrevivieron aquellas con un gen específico que les daba un color más adecuado.
Puede que el ejemplo de la mariposa pueda parecer discreto, pero no es el único. Porque la tecnología también nos está haciendo evolucionar a nosotros.
Bases del transhumanismo
El transhumanismo puede definirse como un movimiento filosófico que aborda la evolución o mejora del ser humano mediante la tecnología, sus consecuencias y fronteras. Claro que también implica a disciplinas como la biología, pero no es nuestra intención analizar las líneas divisorias que marcan dónde hablamos de una especie y dónde de otra desde este punto de vista. Si bien sus orígenes concretos son difusos, se considera a Julian Huxley, nieto del también célebre biólogo Theodor Henry Huxley, el que aportó en Towards a New Humanism (1957) una primera definición de las implicaciones del término:Hasta ahora la vida humana ha sido, en general, como Hobbes la describió, "desagradable, brutal y corta"; la gran mayoría de los seres humanos (si aún no han muerto jóvenes) han sido afectados con la miseria... podemos sostener justificadamente la creencia de que existen estas tierras de posibilidad, y que las actuales limitaciones y frustraciones miserables de nuestra existencia podrían ser en gran medida sobrellevadas... La especie humana puede, si lo desea, trascenderse a sí misma - y no sólo de forma esporádica, un individuo aquí de una manera, un individuo no de otra manera, sino en su totalidad, como humanidad.
El filósofo FM-2030, también conocido como F.M. Esfandiary, escribió en 1978 el Upwingers Manifestó, que incluía al transhumanismo en su idea de que el futuro no vendría de la mano ni de la izquierda ni de la derecha política, y en 1990 se publicó el Manifiesto Transhumanista. Sin embargo, es importante recalcar que todos sus autores son convencidos liberales, por lo que el movimiento es abordado desde una óptica principalmente individualista. Así, el transhumanismo es en la actualidad vinculado con el liberalismo.
El transhumanismo en la sociedad de clases
El transhumanismo abarca, pues, la mejora del ser humano mediante la tecnología. El término cíborg, acuñado en la literatura ciencia ficción, ya es una realidad: pueden agruparse bajo este término personas con implantes cocleares, por ejemplo. Sin embargo, este tipo de tecnología (los mencionados implantes, marcapasos, prótesis...) restaura las funciones perdidas de las personas. No se ha dado aún el caso, por ejemplo, de que una persona haya elegido por voluntad propia implantarse un brazo protésico siendo el suyo propio plenamente funcional, pero también es cierto que el desarrollo de extremidades artificiales que imiten o mejoren las capacidades de una extremidad humana está aún en pañales. Entonces, ¿qué pasará cuando esta tecnología salga de la cuna?Los implantes cocleares o las manos protésicas son extremadamente caros, por lo que no todo el mundo afectado de sordera o que haya perdido un brazo en un accidente podrá recuperar sus capacidades completamente. Es obvio que esta misma situación se aplicará también, pero elevada a la enésima potencia, con tecnologías más desarrolladas en un futuro. Y, cuando llegue el día en el que alguien decida quiera sus capacidades físicas, por ejemplo, mediante la implantación de brazo mecánico, sólo podrá hacerlo si pertenece a una élite económica. Las distancias entre clases se verán ampliadas, y las clases dominantes tendrán una manera más de ejercer su poder sobre el proletariado.
Los ejemplos que hemos puesto acabarán por formar parte, tarde o temprano, de nuestro día a día; es por tanto deber de los socialistas abordar los efectos que tendrán sobre nuestra sociedad con la misma dedicación que requieren otros sucesos más cercanos.
Transhumanismo y socialismo
Por tanto, ¿cuál debe ser la postura de los socialistas respecto al transhumanismo? De nada sirve oponernos, pues es el curso natural que seguirá el desarrollo tecnológico. La tecnología, no olvidemos, tiene la función de facilitar y mejorar nuestras vidas, ¿y qué mejor manera de hacerlo que incorporándose en nosotros mismos?Tampoco debemos olvidar que el transhumanismo se limita al ejemplo más vistoso de las prótesis mecánicas. Cualquier modificación que nos diferenciara de un ser humano que no haya mejorado sus capacidades mediante la tecnología seguiría el desarrollo transhumanista de la especie, como, por ejemplo, implantes oculares que nos permitieran ampliar nuestro espectro de visión o alterar nuestro código genético para aumentar nuestra densidad ósea. Las modificaciones genéticas, sin embargo, ocupan un lugar especial, pues permitirían ampliar nuestras cualidades o dotarnos de otras nuevas antes siquiera de nacer. En una ética capitalista, es especialmente tentadora la idea de poder fabricar seres humanos a la carta, siguiendo también el desarrollo natural de la mercantilización de la vida que cada vez se hace más evidente.
Por otra parte, en una sociedad comunista podría llegar a ser igual de tentadora la idea de imponer la ampliación de las capacidades intelectuales de los seres humanos mediante la alteración de sus genes cuando aún son embriones amparándose en el "bien común" y el desarrollo de la humanidad. Esta idea puede parecer menos egoísta y más justificada que la primera, pero serían igualmente terroristas contra la libertad de las personas implicadas. Cuando alteráramos genéticamente a un embrión estaríamos inevitablemente decidiendo todo su desarrollo vital. Puede sacarse de nuevo la carta de que estos actos tendrían implicaciones positivas sobre toda la raza humana, así que vamos a quemarla con dos cerillas:
-La primera: la tecnología. El objetivo a perseguir con el aumento intelectual de los futuros seres humanos mediante la alteración genética es el de acelerar el desarrollo tecnológico y, por tanto, hacer nuestras vidas más fáciles. Sin embargo, recordemos que en la inteligencia están implicados miles de genes: ¿qué avances decisivos para la mejora de nuestra vida nos quedarán por hacer cuando tengamos la tecnología necesaria para modificar miles de genes a nuestro antojo de una manera totalmente segura?. Para cuando tuviéramos el medio a nuestro alcance, nos habríamos quedado sin fin.
-La segunda, la sociología. En el marco de una sociedad comunista estaríamos alejados de la ética egoísta que nos llevara a tener descendencia a la carta por capricho, pero podríamos adoptarla de nuevo. Si decidiéramos mejorar el intelecto de nuestros hijos, ¿por qué no la fuerza? Desde luego, ser algo más fuertes les sería útil en multitud de aspectos. Y si ya hemos modificado su inteligencia y su capacidad física... ¿por qué no su color de pelo, o el tamaño de la nariz?. Este cambio de filosofía nos llevaría, eventualmente, de vuelta al modo de producción capitalista. De nuevo, todo aquello hecho buscando el bien común acabaría teniendo el efecto contrario.
Conclusión
El desarrollo tecnológico nos llevará irremediablemente a incorporar la tecnología en nuestros propios cuerpos de una manera cada vez más cotidiana y al mismo tiempo profunda. Oponerse a que podamos realizarnos estas modificaciones es luchar contra el fin mismo de la ciencia, por lo que nuestro deber futuro es defender el derecho de todas las personas a realizarse las modificaciones que crean pertinentes, siempre que se realicen con pleno conocimiento. Respecto a la modificación genética de los embriones para mejorar sus capacidades artificialmente, ya hemos establecido nuestra postura y sus diferencias fundamentales con otro tipo de modificaciones, pero no hemos de meterla en el mismo saco que la modificación genética con objetivo de eliminar enfermedades. Estas, al contrario, afectan al desarrollo vital del futuro humano tan solo al permitirles llevar una vida normal.Para llegar a estas conclusiones no hemos de recurrir a un análisis distinto al que usamos para establecer nuestra postura en otros temas: los socialistas siempre lucharemos por el desarrollo pleno de las personas, y la tecnología es una herramienta más.
-Ábhar-
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